Ya estamos casi a mediados de octubre y las temperaturas en nuestro valle son anormalmente altas.El otoño llegó hace varias semanas , pero el clima sigue siendo plenamente veraniego ( Orense 12 de octubre 35 ºC !!!!!).
Las lluvias siguen siendo un espejismo y los campos permanecen inertes , esperando alguna gota de agua que sacie su sed y sea capaz de alimentar nuevos brotes que sustituyan a los abrasados pastos.
Cada año, el verano avanza ,como un ejercito bien adiestrado, un poco más en el calendario, para desesperación de muchos de nosotros que añoramos el frescor otoñal , el discurrir de las nubes y el sonido de la lluvia.
Lo cierto es que cada vez son menos los que denominan "buen tiempo" a esta anómala situación climática y se alegran con ello ( que se lo pregunten a los sevillanos con casi 40 ºC en pleno mes de octubre, como si no hubiesen tenido ya bastante infierno en julio y agosto).
El concepto cambio climático, lleva bastantes años entre nosotros como una amenaza, pero lo cierto es que se ha covertido en una rotunda realidad , avanzando incluso más rápido de lo que se preveía ( el deshielo de los casquetes polares y los glaciares es una prueba de ello).
Es verdad que el clima es cambiante, ya que desde que se formara nuestro planeta se han sucedido periodos cálidos y fríos de forma natural, pero el aumento de las temperaturas actual coincide exactamente con el desarrollo industrial y la emisión de gases derivados de la actividad humana ( CO2, CFC,etc), demasiada casualidad, sobre todo teniendo en cuenta la
demostración científica de los efectos de estos gases sobre la atmósfera.El CO2 produce el denominado efecto invernadero, que impide que gran parte del calor que llega a la superficie terrestre escape hacia la atmósfera, mientras qe los CFC destruyen la capa de ozono, que nos protegen de los peligrosos rayos uva.
Viendo este sobrecalentado y reseco otoño actual, me sorprende el excepticismo de muchos, que siguen negando unos hechos tan irrefutables, dejando al margen todos aquellos cuyos intereses ( como no monetarios) rechazan una y otra vez la evidencia del cambio climático. La escala de valores del ser humano ha llegado a un punto tan bajo, que prefiere el beneficio económico, aunque sea a costa del agónico y lento desfallecimiento de su planeta ( unos empresarios de la hostelería aparecidos hoy en televisión, dan buena fe de ello, todavía puedo ver el símbolo del euro dibujado en sus retinas mientras explicaban las buenas previsiones ante el " magnífico tiempo que tenemos, ojala dure mucho" decían ).
Así las cosas el futuro se prevee incierto ( aunque algo me dice que esto no es nada bueno), las consecuencias sobre plantas, animales y nosotros mismos,aunque comienzan a atestiguarse en algunos casos ( especies migratorias que se hacen sedentarias, plantas que tienen dificultades para sobrevivir, heladerías a tope en pleno mes de octubre,etc) , son todavía imprevisibles.
De todas formas, si bien es cierto que el cambio climatico tiene magnitud planetaria, hay determinadas zonas cuyas consecuencias pueden ser más devastadoras, éste es el caso de nuestro valle en pleno sureste peninsular.
Las previsiones no son nada halagüeñas, pues se estima una reducción de las ya escasas precipitaciones que recibimos y que además tenderán a concentrarse en el tiempo ( es decir trombas que hacen más perjuicio que beneficio) y un aumento de las temperaturas.
Puesto que está cientificamente probada nuestra relación con el cambio climático, intentemos dentro de nuestras posibilidades, reducir el impacto que hemos causado y que las generaciones que nos siguen puedan disfrutar de aquellos otoños frescos, anaranjados y plomizos que recuerdo en mi niñez.
